Navidad en el desierto



Las estaciones y los climas, no sólo corresponden a unas latitudes, a unas circunstancias climáticas, atmosféricas y terrestres, también describen los estados de ánimo, las situaciones del alma, de nuestras emociones y nuestros corazones.

Para mí esta navidad está desierta de lo que quiero para mí y para otros. Es una navidad triste, porque mucha gente está sin agua, porque otra está inundada, porque el planeta está harto de nosotros, nosotros de él, pero no se define nada, ni una separación, ni una reconciliación.

Las noches han sido heladas...

Pero el desierto no es sólo arena y condiciones duras, también es cálido, nos recuerda el calor de nuestros corazónes, la arena que pasa con el viento, nos recuerda la espera sin tiempo y la sed, nos causa alucinaciones acerca de ese mundo mágico en el que nuestras ideas se vuelven realidad. Ese oasis en el que se acaba la espera, las tragedias, la piel quemada, la sed.

En ese oasis apareces tú sonriendo, dicíendome cuánto me amas, prometiendo un futuro mejor. Allí encuentro las enseñanzas de mi abuelito, las travesuras de mi abuelita, los chistes de mi hermanita, los aprendizajes del trabajo, las frases matadoras de los niños sabios, las cartas de los indígenas dignos, a mis primitos, sin la amargura de la adolescencia. Allí canto, bailo, río, no le temo a nadie, no detesto a nadie, sólo hay calor en mi corazón y brillo en mis ojos.

Si pudiera, en esta navidad, le regalaría a cada persona que sufre un oasis. Así aliviaría mi culpa por ser privilegiada y mis tristezas, por tenerte tan lejos de mi respiración.

Comentarios