¡Insisto!

Obra de Ed Tajchman, 2007

Nuestra vida está llena de imposibles agradables.

"Un mundo mejor", "el amor verdadero", "todos tenemos las mismas oportunidades" y "puedes lograr lo que te propongas" son algunas frases que recrean los imposibles agradables más populares, se encuentran en libros de literatura, películas, comerciales, cuentos, propaganda política e incluso en conversaciones casuales.

Cuando nos empezamos a acostumbrar a las realidades que vivimos nosotros y quienes nos rodean, optamos por reemplazar las frases anteriores por "este mundo es cada día peor", "el amor verdadero no existe", "algunos nacen en cuna de oro, otros tenemos algunas oportunidades, pero la mayoría se rebusca entre las pocas que les queda", "me he propuesto muchas cosas en la vida, pero el fracaso ha llegado a la mayoría de ellas", "por más que lo intente esa niña nunca será tan talentosa como Beyonce".

Los comentarios de realidad inundan todo el panorama, volviéndolo simplemente real, cíclico, con expectativas medidas.

Lo peor es que en las realidades vive mucha gente y lo que es todavía peor es que esa gente se la pasa leyendo, hablando, respirando, transpirando y creyendo realidad.

A mí no me gusta mucho esa realidad marcada por comentarios desesperanzadores, no me gusta mucho mi realidad del día a día ni la injusta realidad de otros, me gusta pensar que algún día el mundo será un lugar más alegre, menos contaminado, menos corrupto, que un día despertaré al lado de mi amor verdadero, que podré ayudar a que algunos tengan las mismas oportunidades que otros. Me gusta imaginarme que invento cosas y que las llevo a cabo.

Por eso insisto en lo que pocos insisten, por eso algunas cosas que a nadie asombran a mí me dejan perpleja y cuando a mí alrededor todos ven algo de un mismo modo, yo lo veo diferente.

A veces, simplemente soy terca, pero soy una terca dulce, gentil, regañona que aprende de todo con cautela.

Seguiré insistiendo en la rectitud, en la coherencia entre lo que se dice, lo que se piensa y lo que se hace, en el cariño sincero, en la lectura y la escritura del lenguaje multiforme, en la importancia de la familia, de la amistad y en todos aquellos sueños que aún sobreviven a mi alma marchita de tanta realidad.

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