No sé cuántas veces te he eliminado.
Cuántas veces he admitido que aún te quiero y que me hace daño tenerte lejos.
A veces distraída me escucho cantando canciones ridículas que tú también conoces.
Ya no quiero que estés en mi cabeza, o en mi corazón.
Así como dejé de amarte quiero dejar de quererte, sólo que espero que sea un proceso más rápido y menos doloroso.
Es difícil que alguien entre a mi corazón y más aún que salga.
A veces desearía que fuera al revés.
No sé si le pongo un sentido muy bélico a las relaciones, pero creo que cuando se ama y se quiere, se debe luchar para estar juntos, para compartir, para crecer y para hacer a la otra persona más feliz, que sienta que es de las cosas más esenciales e importantes del mundo.
No sé si consolarme con el hecho de que no soy la única persona que ha pasado por esto. Todos tenemos un fantasma que nos persigue y acecha nuestra ilusión.
Lo cierto es, que quiero ser feliz, quiero sonreír, hacer las cosas del trabajo y de la vida con gusto, que alguien me quiera como te quise, que sea medio loco, pero sincero, que me apoye en mis proyectos, que tenga proyectos para apoyarlo. Quiero a alguien que no sólo hable con la luna y las estrellas, sino que me hable a mí de mil maneras. Quiero sentirme respetada, amada, deseada, admirada y acompañada.
De alguna manera también siento que lo merezco y que tú también mereces algo así.
Así que con mucho cariño y pena, pero también con buenos deseos.
Te digo…
ADIÓS
Hasta que la vida nos reencuentre.
Sin palabras... se merece eso y más.
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