El misterio de las pirámides colombianas

Como es sabido este mes ha estado girando en torno a las finanzas y al manejo de dineros de incautos.

La fascinación de los colombianos por las pirámides no es algo nuevo, desde que comenzaron a formarse las primeras civilizaciones, los que estaban en la punta de la pirámide, eran sacerdotes y caciques que sostenían comunicación directa con el dios Sol. Estos gobernantes eran el ejemplo que seguían los demás. Era la posición social que todos deseaban pero que sólo algunos tenían derecho.

Con la llegada de los españoles y la construcción de las ciudades (en especial Bogotá) la cuestión piramidal se hizo mucho más evidente, los que estaban en la punta de la pirámide social ilustres señores dueños de quintas, ubicaban sus hogares en las partes más altas, accedían al agua helada y pura, la usaban para satisfacer sus menesteres y la dejaban correr enriquecida hacia abajo de la montaña, ahí la clase media usaba un poco y luego la dejaba a merced de los miserables.

La escala social ni siquiera apuntaba al deseo de una clase alta local, sino al prototipo de una clase alta europea idealizada. Luego el modelo fue norteamericano. Así que el dinero y el poder al ser sinónimos eran la punta de la pirámide. Lo que el resto deseaba y que ahora, gracias a algunas formas de democracia, era posible.

Gracias a los constantes intentos de colombianos por escalar los pisos invisibles de las pirámides fue posible la existencia de personajes tan reconocidos como Pablo Escobar.

El ciudadano del común que no sabe de oportunidades reales pero que anhela escalar por arte de magia o de mafia los niveles de la pirámide, sucumbe a las propuestas milagrosas de otros, dejando su progreso a la suerte, a los rezos, a los rumores y a los tratos poco éticos.

A ver señores si no tuvieran tanta gana de hacerse ricos de la noche a la mañana y de seguir el modelo de la pirámide, no habrían perdido la platica.

¿Cuál es la punta de la pirámide ahora? La política mezclada con corrupción, con mucha sagacidad, toneladas de narcotráfico, fama, pantalla e increíbles cantidades de dinero.

¿Cuál es la base de la pirámide? Por un lado están las personas honestas y trabajadoras con poca visión a futuro que son amadas por sus semejantes y por otro el ignorante del común que se siente víctima de su pobreza, que no está conforme con su situación y lo único que hace para mostrar cierto índice de progreso es creer en lo que proponen las puntas de pirámide.

¡Pilas! La corrupción, la ignorancia y la falta de ética son las que sostienen las pirámides cada vez más empinadas y escabrozas que no dejan progresar el país. En esto no hay queja que valga. O cambiamos o seguiremos peor que ahora.

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